Por: Luis Gonzales Posada - 07/03/2025
Hace dos años sostuve que el presidente de Colombia, Gustavo Petro, ofendía sistemáticamente a nuestro país y se entrometía en temas nacionales, violando el principio de no intervención en asunto de competencia interna, regla fundamental que regula las relaciones diplomáticas de los Estados y que se encuentra consagrada en la Carta e la OEA y de las Naciones Unidas.
En esa oportunidad, Petro declaró que Castillo fue vacado por un “golpe parlamentario” y que estaba preso sin mandato judicial ni asistencia legal porque era una "persona pobre de la sierra".
Mas aún, esa agresiva y mendaz defensa de Castillo escaló a la injuria cuando el ex guerrillero comparó la actuación de nuestra Policía Nacional con brigadas nazis, infeliz declaración por la cual el Congreso lo declaró persona non grata.
Ayer, sin embargo, Petro ha continuado sus ataques, al escribir un tuit afirmando que el juicio al ex mandatario chotano, por el fallido golpe de Estado, obedece a que es "una persona pobre de izquierda", agregando el disparate que el proceso judicial que se lleva adelante por ese delito constituye "un insulto a la convención americana de derechos humanos, a la democracia y a la voluntad popular que lo eligió presidente"Estas deplorables expresiones han merecido el firme rechazo de la Cancillería y constituye otro incidente más en los 200 años de relaciones diplomáticas con Colombia, instituidas el 6 de junio de 1822, con la gratitud del pueblo peruano por la valiosa participación de tropas colombianas en las históricas batallas de Junín y AyacuchoAdemás, compartimos 1,626 kilómetros de frontera común, una área considerada compleja y peligrosa porque ahí existen miles de hectáreas sembradas de hojas de coca y también laboratorios de cocaína. Para Colombia, en el departamento de Putumayo, los cultivos aumentaron 1.8 veces y en Loreto, en el Perú, 1.5 veces entre el 2018 y el 2022, según informe presentado por DEVIDA.
Asimismo, hay contrabando, especialmente de medicamentos en todas sus modalidades, madera, prendas de vestir, tejidos, productos de seda, algodón y lana y en varios lugares de nuestro territorio descansan y se pertrechan los remanentes guerrilleros de las FARC y del FLN.
Lo pósito de esta relación bilateral es la balanza comercial porque de Colombia importamos 1,200 millones de dólares anuales y exportamos al vecino país 800 millones de dólares, a lo que debemos agregar que las inversiones colombianas en el Perú superan los 22,000 millones de dólares, principalmente en agro industria, energía y servicios.
Mas aún, formamos parte de la Alianza del Pacífico, de la Comunidad Andina de Naciones y del alicaído Foro para el Progreso de América del Sur, una vinculación fructífera acrecentada con las seis reuniones realizadas entre jefes de Estado y gabinetes binacionales con el propósito de ensanchar los espacios de integración bilateral y fortalecer el apoyo a las poblaciones fronterizas.
Luego de este nuevo incidente, resulta oportuno que el gobierno peruano, a través de la Cancillería, denuncie ante los demás países del hemisferio y en la Organización de Estados Americanos (OEA) las aseveraciones falsas y difamatorias de Petro, para así dejar al descubierto su catadura moral, sus excesos verbales, seguramente producto de la excesiva ingesta de alcohol, cuando no de estupefacientes, como manifiestan sus propios compatriotas.
En ese contexto, la izquierda radical se aupa en el apoyo político de Petro y del mexicano López Obrador, hoy secundado por la presidenta Claudia Shimbaum, con el propósito de desestabilizar a nuestro país e impulsar los movimientos radicales, en circunstancias que las instituciones que sustentan el estado constitucional de derecho - Ministerio Público, Poder Judicial, Parlamento y Ejecutivo - están desacreditadas.
Podría, sin duda, ocurrir un remezón a pocos meses de la convocatoria a comicios generales, recordando que los ecos de los actos vandálicos de noviembre del 2020 todavía no se han disipado . No es de extrañar, por tanto, que las patrañas de Petro tengan el objetivo superior de hacer el juego a sectores de extrema izquierda para que avancen políticamente.
Es decir, no se trata solamente de los excesos de un borrachin sino de una estrategia política.
Recordemos que Petro tiene dos bases internacionales muy importantes para expandir sus mensajes e influir políticamente en el continente: el Foro de São Paulo y el grupo de Puebla, mientras los sectores democráticos carecen de instituciones políticas. Más aún, esa maquinaria izquierdista está muy bien aceitada con el abundante dinero que proporciona Maduro.
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