Por: Luis Beltrán Guerra G. - 07/06/2024
Una de las distinciones más comunes entre los seres humanos es la de ser optimistas (perspectiva positiva y esperanzada del presente y futuro) o pesimistas (actitud negativa frente a la vida). Los unos se censuran a los otros en atención a las expectativas y realidades. Hay unos cuantos que fungen de optimistas, pero que son más bien irresponsables, en principio, aquellos que imaginan que todo lo lograrán, a pesar de los mínimos esfuerzos. Las deidades los inducen a pensar que Dios proveerá. Al pesimista se le mira, por el contrario, como pavoso y dada su negatividad suele hasta sacársele el cuerpo, dada su mala vibra y en los últimos años por ser tóxicos. La dualidad entre unos y otros no deja de tener importancia en el mejoramiento de las condiciones de vida de la población (“la promoción del bienestar”) y en lo cual es determinante el papel del Estado, promotor, generador y coordinador. Entiéndase, como se enfatiza, “con la activa participación de actores sociales, públicos y privados”. La sociedad anhelada y desde su propia creación. Es allí a donde los políticos más se critica.
Es sabido, igualmente, que en la humanidad, como es notorio, se han realizado múltiples y variados intentos en aras de la promoción lo más equitativa posible del “bienestar”, hasta el extremo de que no es una utopía afirmar que aquella nació con esa meta. Si procuráramos evidencias resultaría por demás suficiente con acudir a las constituciones, entendidas como “una forma de pacto político y social”. Pues integran, establecen, organizan y constituyen las pautas que rigen a la sociedad”.
Un buen ejercicio conduce a repasar a aquellos países calificados como potencias: 1. Estados Unidos, con el fin de formar una Unión más perfecta, establecer la justicia, garantizar la tranquilidad nacional, atender a la defensa común, fomentar “el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros mismos y para nuestra posteridad”, por la presente promulgamos y establecemos esta Constitución para los Estados Unidos de América. Así lo reza el preámbulo de la Carta Magna del todavía “gigante del norte” y 2. Bastante más allá, tanto en millas y kilómetros, pero, también, de una filosofía distinta “la Federación Rusa” y en la cual se reitera “Unidos por un destino común, ratificando derechos humanos y libertades, paz cívica y concordia”. Pero asimismo, “En aras de preservar la unidad históricamente establecida por el Estado y sustentada en principios universalmente reconocidos de igualdad y autodeterminación de los pueblos. Aprovechando para rendir homenaje a nuestros antepasados, que nos han transmitido su amor por la Patria y la fe en el bien y en la justicia. Y resalta “Para revivir el Estado soberano de Rusia y corroborar la firmeza de su base democrática, asegurar el bienestar y la prosperidad ante las presentes y futuras generaciones y reconociéndonos como parte de la comunidad mundial. “Adoptamos el régimen constitucional que documentalmente se describe”. La comparación entre las dos constituciones mencionadas, pero, también, con respecto a las restantes, pasa por “la digitalización y la crisis de la democracia, proceso que suele calificarse como “infocracia” (Para el, filósofo y teólogo coreano Byung-Chul Han “Hoy la digitalización afecta a la esfera política y provoca graves trastornos en el proceso democrático. Las campañas electorales son guerras de información que se libran con todos los medios técnicos y psicológicos imaginables. Las teorías de la conspiración y la propaganda dominan el debate político).
Acudiendo al preámbulo de este ensayo, la imaginería nos lleva a pensar que “el recorrido constitucional” lo está haciendo “la dupla de un optimista y un pesimista” y que de Rusia se trasladan a la República Popular China, constatando que los herederos de Mao escriben: “Esta Constitución afirma los logros de las luchas del pueblo chino de todas las nacionalidades y define el sistema y las tareas básicos del Estado en forma jurídica. Es la ley fundamental y tiene autoridad jurídica suprema. El pueblo de todas las nacionalidades, todos los órganos del Estado, las fuerzas armadas, los partidos políticos y organizaciones públicas y empresas del país han de considerar la Constitución como norma básica de conducta, y observar el deber de defender la dignidad de la Carta Magna, garantizando su aplicación”. Pero, el Texto prosigue: 1. “La República es un Estado socialista bajo “la dictadura democrática popular” liderada por la clase obrera y basado en la alianza de obreros y campesinos, 2. El socialista es el sistema básico de la República, 3. La dirección del Partido Comunista es la característica definitoria del socialismo “con características chinas”, 4. Está prohibido el sabotaje del sistema socialista por cualquier organización o individuo, 5. Todo el poder en la República pertenece al pueblo y se ejerce por el Congreso Nacional y los congresos locales a diferentes niveles, 6. El pueblo administra los asuntos del Estado y gestiona los económicos, culturales y sociales por numerosos canales y de diversas maneras de conformidad con la ley. El optimista mira al pesimista y el ultimo al primero, pero no pronuncian palabras.
Los textos constitucionales de los mencionados países evidencian la premisa de este ensayo, concerniente a que la humanidad desde su creación ha intentado “la materialización de la igualdad política, económica y social”. ¿Lo habrá logrado? La respuesta ha de tenerla el lector. Nuestra sugerencia es no preguntarle al pesimista, ni al optimista. Al ultimo por ser un sudamericano que mantiene negocios con empresas chinas y al primero, porque como suele expresarse comúnmente “No ha pegado ni una”.
Mudémonos, por favor, a Francia, el país de la revolución, para algunos gloriosa, pero, según otros, todo lo contrario. Acudiendo a la “prefación” o “exordio”, o sea, como se lee, a “aquello que se dice antes de lo que se quiere narrar”, los gobernados por François Mitterrand, Jacques Chirac, Valery Giscard d Estaing y cuyo emperador fue Napoleón Bonaparte, muerto en la guerra de Waterloo por el ejército británico a los 52 años, escribieron su primera Constitución en 1791, estatuyendo una monarquía constitucional (Para el DRAE “en la que el rey simboliza la unidad y permanencia del Estado, como titular de un poder moderador del funcionamiento de las instituciones democráticas”). Los franceses proclaman solemnemente su compromiso con los Derechos Humanos y los principios de soberanía nacional definidos en la Declaración de 1789, confirmados y completados por el preámbulo de la Constitución de 1946. Francia es una república indivisible, laica, democrática y social. Garantiza la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos sin distinción de origen, raza o religión. Ella respeta todas las creencias. Su organización está descentralizada. La ley promueve la igualdad de acceso para mujeres y hombres a los mandatos electorales y las funciones electivas, así como a las responsabilidades profesionales y sociales. El lema de la República es "Libertad, Igualdad, Fraternidad". Su principio es: gobierno de las personas, por las personas y para las personas. La soberanía nacional pertenece a quiénes la ejercen a través de sus representantes y mediante referéndum. El sufragio puede ser directo o indirecto bajo las condiciones provistas por la Constitución. Los electores, en las condiciones que determina la ley, son todos los principales ciudadanos franceses de ambos sexos, que disfrutan de sus derechos civiles y políticos. Los partidos contribuyen a la expresión del sufragio. Forman y ejercen su actividad libremente. Han de respetar los principios de soberanía nacional y democracia. La ley garantiza expresiones de opinión pluralistas y la participación equitativa de los partidos y grupos políticos en la vida democrática de la nación. El Presidente de la República vela por el respeto de la Constitución. Asegura, mediante su arbitraje, el funcionamiento regular de las autoridades, así como la continuidad del Estado. Él es el garante de la independencia nacional, la integridad territorial y el respeto de los tratados. El pesimista lee al optimista que “El presidente Macron en una rueda de prensa para presentar el rumbo del nuevo Gobierno en el Palacio del Elíseo de París el 16 de enero de 2024 reconoció el complejo momento social, político y económico que atraviesa su nación, por lo que justificó su decisión de reorganizar el gabinete gubernamental asegurando que Francia vive una situación en la que se necesita "audacia, acción y eficacia" para asegurar el futuro de las próximas generaciones”. “El bienestar social caro amico” se limita a decir el optimista. Y también, que “gobernar es cosa seria (Como escribió Marco Tulio Brunicelli en Venezuela durante el quinquenio del Presidente Luis Herrera Campins).
Es el optimista quien pregunta ¿Cuáles otras naciones nos quedan? Las de America del Sur, contesta irónicamente el pesimista, leyéndole que The media exhibe “el Nivel de pobreza en Latino America”: Uruguay 10.6%, Chile 10.8%, Panamá 14.5%, República Dominicana 21.0%, Costa Rica 23.0%, Paraguay 23.5%, Brasil 23.7%. Perú: 25.9%, Ecuador, 32.2%, Bolivia 35.5%, Argentina 39.2%, Colombia 42.5%, México 43.9%, Nicaragua 46.8%, Guatemala 59.3%, Honduras 59.3% y finalmente Venezuela 76.6%. El más alto de todas, lo que le ha de preocupar, pues usted es caraqueño. Se trata, como aceptará de la medición del “bienestar social”, sí el que predican como meta la totalidad de las constituciones, democráticas y no. Finalmente, se plantean viajar a México, atraídos por la reciente elección como Presidenta de Claudia Sheinbaum, candidata del Primer Magistrado saliente Manuel López Obrador. El entusiasta desiste, pues ha leído en el portal del Interamerican Institute for Democracy que durante los comicios 37 candidatos fueron asesinados, se produjeron 200 crímenes políticos y 4,200 ataques entre militantes de diversas agrupaciones. El 30% del país está controlado por cárteles del narcotráfico, por el paso ilegal hacia USA en el 2023 ingresaron 2 millones 400 mil personas, con el presidente argentino, Javier Milei, los vínculos están dañados, al igual que con
Ecuador y Perú. La señora Sheinbaum ha de solucionar los problemas demostrando independencia y buen juicio para no quedar atrapada en la telaraña tejida por su jefe político (Artículo “México en su laberinto”, de Luis Gonzales Posada).
El fin del viaje termina en Caracas en un cómodo restaurante y con escoceses comunes. El optimista, después del primer trago expresa “Nos podemos quejar porque los rosales tienen espinas o alegrarnos porque los espinos tienen rosas”. Es de Abraham Lincoln, acierta el pesimista, quien replica “La vida es un anhelo opaco y un tormento”.
“El optimismo no es más que la autoalabanza injustificada del verdadero creador del mundo, esto es, de la voluntad de vivir, la cual se mira complacida en su propia obra: de ahí que sea no sólo una doctrina falsa, sino incluso perniciosa”. De Arthur Schopenhauer, responde el optimista.
Seis tragos se han contado cada uno. Al despedirse el optimista expresa votaré en julio, el pesimista mueve la cabeza expresando:
¡No lo haré!
Hablemos se expresan al unísono.
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