Por: Luis Gonzales Posada - 29/08/2024
Luis Gonzales Posada(*)
*Ex Canciller del Perú y presidente del Congreso de la República
El Estatuto de Roma, que crea la Corte Penal Internacional (CPI), establece en su artículo quinto la competencia jurisdiccional para procesar a los autores y cómplices de crímenes de lesa humanidad, y en el articulo séptimo considera, en esa categoría, asesinatos, deportaciones, encarcelamiento de ciudadanos, torturas, desaparición forzada de personas, entre otros delitos.
Más adelante, el artículo trece determina que la CPI está facultada para procesar sobre cualquiera de los crímenes referidos si lo solicita un Estado parte, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas o el Fiscal de ese organismo multilateral.
En ese contexto, debemos recordar que hace 6 años, el 2018, una coalición de naciones democráticas, integradas por el Perú, Argentina, Canadá, Colombia, Chile y Paraguay, demandaron a la CPI investigar los crímenes ocurridos en Venezuela desde el 2014, bajo el gobierno de Nicolás Maduro, periodo en que fueron asesinadas siete mil personas de acuerdo al reporte del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU.
Por tanto, hoy, que la represión arrecia, sería una magnífica oportunidad para que nuestro país, que suscribió el Estatuto de Roma el 7 de diciembre del 2000 y depositó su instrumento de ratificación el 10 de noviembre del 2001, presente una denuncia ante la CPI por la brutal represión del gobierno chavista contra ciudadanos que protestan pacíficamente ante el corrupto fraude del 28 de julio pasado, fecha en que su candidato presidencial, Nicolás Maduro, perdió por 4 millones de votos.
Hasta el momento, 27 personas han sido asesinadas por las fuerzas de seguridad del régimen, entre ellos varios menores de edad, 500 han sido heridas por palos, perdigones y bala, y al menos 2,400 están encarceladas, sin orden judicial ni derecho a la defensa.
Es hora de frenar la barbarie cuartelera del chavismo, que ha impuesto un régimen de terror en la patria de Bolívar, provocando el éxodo de 8 millones de seres humanos, que se incrementará en varios millones mas ante la situación de desamparo en que se encuentra la población.
No bastan las grandes movilizaciones populares en Venezuela y 300 ciudades del mundo o la admirable epopeya cívica de la lideresa social demócrata, Maria Corina Machado, ejemplo de firmeza y perseverancia, a quien le correspondería recibir el Premio Nobel de la Paz.
Es necesario demostrar que los instrumentos de justicia internacional, como la CPI, no son entidades burocráticas e indolentes al sufrimiento humano, si no organismos vivos que actúan con firmeza en protección de la vida y la dignidad de quienes son objeto de infames tropelias.
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