Por: Hugo Marcelo Balderrama - 27/10/2024
Columnista invitado.El 26 de octubre de 1959, hace 65 años, en Orinoca, nació Evo Morales Ayma. Hay varias versiones sobre su familia, incluso se le atribuye un padre de origen croata. Su infancia también se pierde entre las mentiras y los burdos intentos de endiosarlo, hasta el propio cocalero tiene varias versiones de su niñez, pues un día relata que fue un pésimo alumno, pero otro se presenta como un eximio estudiante.
Lo cierto es que su único contacto con la «cultura» se da en la Banda Imperial, una de las tantas agrupaciones que se especializan en el bullicio callejero durante los carnavales de Oruro. Es decir, Evo era, simplemente, trompetista de una cofradía de aficionados a la música cuyo único talento era alegrar borracheras. No sería hasta su llegada al Chapare de Cochabamba, año 1984, que saldría a relucir su verdadera y única vocación: El terrorismo callejero.
¿A qué viene este cuento?
Porque muchos de mis compatriotas carecen de algo fundamental para el desarrollo de los países, Cultura democrática. Sin esa estructura de pensamiento los pueblos pueden votar, pero jamás elegir bien. De ahí, que en Bolivia la gente pueda llevar al poder a personas ignorantes, vulgares e inmorales, solamente, impulsadas por el emocionalismo étnico, económico o de género. Algo tipo: Le daré mi voto porque es indígena, pobre y mujer. ¿Ahora entiende la razón por la cual tanto consultor político instruye a sus clientes a disfrazarse de pobre y usar toda la terminología de lo políticamente correcto? Pero las malas decisiones siempre traen consecuencias.
Matando, sí, matando, es la única manera en que Evo Morales llegó y sostuvo el poder. Ya varias veces hablé de los esposos Andrade o del Subteniente Marcelo Trujillo, asesinado con golpes de machete en enero del 2002. Otra de las masacres organizadas por el cocalero, y que le valió una investigación internacional, es el Operativo del Hotel Las Américas.
En esa ocasión, abril del 2009, bajo el pretexto de un intento de magnicidio, perdieron la vida Eduardo Rózsa, Árpád Magyarosi y Michael Dwyer, quienes recibieron disparos de arma de fuego en la cabeza y espalda. Los sobrevivientes del operativo, Mario Tadic y Elod Tóaso, denunciaron haber sido torturados durante varios días. Además, varios ciudadanos cruceños fueron injustamente encarcelados durante una década, entre ellos, Zvonko Matkovic Ribera, actual miembro de la Asamblea Departamental de Santa Cruz.
¿Cómo se llama un régimen con violaciones a los Derechos Humanos, control total del poder y fusilamientos extrajudiciales?
Fácil: Dictadura
Empero, los opositores no fueron las únicas víctimas de Evo. Después de su monumental fraude y posterior huida a México, Morales ha sido objeto de varias acusaciones de estupro y tráfico humano. Actos que caen en lo grotesco, pero que al jefe vitalicio de los productores de coca del Chapare no parece molestarle y hasta se ufana de ello, como en 2008 cuando declaró: «Yo dije alguna vez que acabo mis años de gestión con mi cato de coca, mi quinceañera y mi charango», o cuando el 2018, en un canal argentino dijo: «Varias chicas quieren tener hijos para mí, porque soy el mejor presidente en la historia de Bolivia».
Todo parece indicar que Generación Evo era, en realidad, una fachada para que, a cambio de favores políticos, Morales tenga acceso a niñas y adolescentes, algo muy similar a lo que hacia Gadafi en Libia durante los años de su dictadura.
En conclusión, Evo no es un líder sindical, tampoco un político, es un delincuente de la peor calaña.
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