Bolívar fue la revolución. ¿para qué otras?

Luis Beltrán Guerra G.

Por: Luis Beltrán Guerra G. - 09/03/2025


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En el libro Las Penurias del General (Vida y muerte de Francisco de Paula Santander) del sociólogo de la Universidad de Colombia, Víctor Paz Otero, se atribuye a Pablo Morillo haber expresado ¡Bolívar es la revolución! Una lapidaria expresión que no se ha respetado a lo largo de la historia, no obstante, percibimos la aparición de más de uno que ha pretendido se le configure como “revolucionario”. La diferencia es que en estos supuestos ha sido el mismo pretendiente que así se ha calificado. Y los acólitos incurriendo en la “redundancia” (Repetición y uso excesivo de una palabra o concepto).

La obra de 415 páginas es crítica en lo concerniente a las ejecutorias de Santander, a quien se imputa un odio ancestral con respecto al venezolano, para algunos por las diferencias con respecto a los regímenes políticos en los países liberados de España. Se lee que el conflicto más determinante consistió en la inclinación de Bolívar por una Carta Magna para Colombia similar a la promulgada para Bolivia, en principio, hechura del propio libertador, una vez que libertara a este país de la Corona, texto en la cual se atribuía un amplio poder al Presidente, en el caso el propio Bolívar, provisión para Santander de una “monarquía”. El ultimo, a pesar de haber sido designado por Bolívar a la vicepresidencia de Colombia, temía, en apariencia, que el régimen estatuido en Bolivia se impusiese, también, en su país, y consecuencialmente con el caraqueño como Jefe de Estado y de por vida, esto es, como “emperador”. El sociólogo Paz Otero pareciera inclinarse, más bien, porque la animadversión tenía su fuente en la atípica personalidad del General Santander, quien quería ascender de la vicepresidencia que ocupaba por obra del venezolano, a la jefatura de la Nación, esto es, a la presidencia, cuyo titular era el caraqueño. Paz Otero en otro pasaje de su interesante compendio, tal vez, procurando evidencias definitorias de su aserto, acota que “Días de júbilo, jolgorio y plenitud disfrutó el General Santander, después de que el ejército orientado y comandado por Bolívar sellara, con el triunfo de Boyacá, el proceso que culminaría con la independencia de la Nueva Granada (Pensamos que del Virreinato de Nueva Granada, instituido en 1717, suprimido en 1723, pero restablecido en 1739, con Santa Fe de Bogotá como capital y jurisdicción en lo tocante a Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá). Área por demás atractiva: a) Por la producción aurífera y b) La ubicación entre los dos océanos, puerta de entrada a la América del Sur y c) La mayor concentración de población. Bastante atractiva para gobernar y de manera excluyente, como pareciera la intención del General Santander, tal como se infiere de las consideraciones de Víctor Paz.

El sociólogo adiciona, en aras de corroborar su apreciación, que Santander escribiría tiempo después “que se habría arrodillado para besar la mano de Bolívar como principal autor del bien que empezaba a disfrutar”. Otra de las apreciaciones concernientes a la personalidad del General.

La maximización de la “jarana”, por parte de Santander, a raíz del restablecimiento de la Nueva Granada, termino siendo mucho más excitante que lo condujo particularmente al éxtasis, como cuenta el profesor, al identificar en un balcón a Nicolasa Ibáñez, dama con quien siempre había soñado, alterándosele el alma. Ascendido a General de División, conjuntamente, con Jose Antonio Anzoátegui, este último calificado como uno de los más importantes militares del Ejercito Libertador en la Guerra de la Independencia, responsabilidad que compartía como Jefe de la Guardia de Honor de Simon Bolívar. Desde su cabalgadura, acota son simpatía Víctor Paz Otero, que Santander se dijo a sí mismo “Nicolasa Ibañez será mia. No importa si está casada y tenga tres hijos”. Una prolija personalidad la del General, fuente para las injustas tropelías contra Bolívar, un compañero de armas que le distinguió. Pero, este último, ademas, con las preseas de quien iba a ser “el Libertador de America”. Si, el que nos liberaría del yugo de España. ¿La bandera de Santander para el sociólogo? “El poder civil de la república que como postura el ultimo esgrimía. ¿En aras de la independencia? Difícil contestación.

La gesta de Bolívar, como aceptado universalmente, quedó escrita en documentos objeto de análisis en centros de investigación, no únicamente de America Latina, sino de prestigiosas universidades en parte considerable del mundo. Suelen acopiarse como determinantes, entre otros: 1. Manifiesto de Cartagena, l812, 2. Carta de Jamaica, 1815, 3. Discurso de Angostura, 1819, y 4. Mensaje al Congreso de Colombia, 1830. Todos reveladores de conocimiento, espíritu de lucha y amor por la libertad. Se lee y con acierto que “una de sus grandes esperanzas fue la gran confederación de todas las antiguas colonias españolas de América, cuya inspiración era el modelo de los Estados Unidos. Sin embargo, no logró su cometido, y tal vez de alli la frase: ‘‘He arado en el mar y sembrado en el viento’’, concluyéndose que su anhelo se incumpliría por las diferencias entre las nuevas naciones”. Simón Bolívar, asimismo, se lee “sobresalió entre sus contemporáneos por su inteligencia, voluntad y abnegación”. ¿Una evidencia? “El capitán general Pablo Morillo recibe instrucciones desde España para que arbitre con Simon él un cese a las hostilidades. Se entrevistan y prontamente se firma en Trujillo, suelo venezolano, el Armisticio entre la Republica de la Gran Colombia y España, (Noviembre/1820)”.

Ha de tenerse presente que la historia califica a Pablo Morillo como “el pacificador”, tal como lo dibuja Javier Figueroa en lienzo que reposa en el Museo Nacional de Colombia. La expedición que se le confía persigue pacificar la Capitanía General de Caracas, reconquistar Cartagena de Indias y Nueva Granada y luego Perú y México. Y con iguales fines. El español consciente de que había que detener el avance de Bolívar hacia Caracas acudió a las estrategias derivadas de su formación y experiencia logrando su cometido. El fin de la lucha, sin embargo, acontece en Carabobo con Bolívar victorioso. “El pacificador” a raíz de la contienda pasó a disfrutar de su ansiado retiro en la Península. Dos generales confrontados se entendieron, como debían, en procura del mejor camino en beneficio de sus causas.

Permítasenos acudir finalmente a las páginas finales del destacado sociólogo Víctor Paz, quien las termina acotando que el General Francisco de Paula Santander, ya fuera del gobierno, funda el “Partido Civilista” por cuyo intermedio pasa a ocupar una curul como senador. Presidía a la Republica José Ignacio Márquez, calificado como “el Cicerón de la Gran Colombia, opuesto a Santander, quien después de proponer la elaboración de un Código Militar se retira del parlamento para dedicarse a escribir “Apuntaciones para las memorias sobre Colombia y la Nueva Granada”, para el académico Paz “un extenso y pesado documento”. Las vicisitudes a las cuales lo someten y se somete no dejan de ser unas cuantas fuentes de desencantos, hasta el extremo de que si entendemos bien al destacado sociólogo, hubo gente decepcionada que terminó ponderando “Vivas a Fernando VII. Ello, ante una precaria estabilidad de una república todavía en edificación.

Este largo recuento que hemos titulado Bolívar es la revolución. ¿Para qué otras?, tomando prestada la primera oración de Pablo Morillo, induce a preguntarnos si será acaso verdad que la política es “un folklore”, para la lingüística “Conjunto de costumbres, creencias, artesanías, canciones, y otras cosas semejantes de carácter tradicional y popular”, contrastante con la definición científica, la cual acudiendo a Aristóteles, para no confundir tanto, “es una forma de mantener a la sociedad ordenada con normas y reglas”.

El lector tiene la palabra. Tal vez, puedan leer con una óptica mas optimista a Víctor Paz Otero.

A nuestro juicio no es tema de revolución, ni de ser de derecha o de izquierda. A la fecha una perogrullada. Se trata más bien de la sinceridad humana.

@LuisBGuerra


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