Por: Carlos Sánchez Berzaín - 11/08/2024
A dos semanas de la victoria del pueblo venezolano que el 28-J eligió como Presidente de Venezuela a Edmundo González Urrutia con el liderazgo de María Corina Machado, el socialismo del siglo 21 ejecuta la estrategia de terrorismo de Estado en lo interno y demora y confusión en lo internacional. Los crímenes de Nicolás Maduro y su grupo de delincuencia organizada trasnacional hacen de Venezuela un país intervenido y ocupado, con una resistencia civil que los está derrotando en lo interno, pero con situación internacional en que los amigos parecen de mentira y los enemigos prueban que son de verdad.
El pueblo de Venezuela está luchando por la libertad y la democracia de todas las Américas porque del resultado de su gesta depende la estabilidad de la región en los próximos 25 años. Es imposible ignorar, que así como en 1999 con la llegada de Hugo Chávez al poder se empezó desde Venezuela el proyecto antidemocrático con discurso antiimperialista que llevó a la expansión de la dictadura de Cuba en Venezuela, Bolivia y Nicaragua, ahora desde la misma Venezuela se produce el quiebre del castrochavismo.
La derrota de Maduro supone para el socialismo del siglo 21 la pérdida de su dominio más importante económica, política y geoestratégicamente. Con Venezuela en libertad el desplome económico de la ya miserable Cuba se acelerará de manera dramática brindando al pueblo cubano un camino de libertad con efectos directos en Bolivia y Nicaragua y en los gobiernos para dictatoriales de Brasil, México y Colombia, con cambios importantes en la actual relación con las dictaduras de Rusia, China, Irán y Corea del Norte.
El acceso al poder del Presidente Electo Edmundo González Urrutia con un gobierno de unidad y reconstrucción nacional, devuelve la seguridad a las Américas porque retira a Venezuela de la condición actual de centro de conspiración, de sostenimiento de guerrillas y crimen organizado, de narcoestado y de plaza fuerte de las dictaduras para amenazar la paz y seguridad internacionales. Económicamente proyecta la recuperación petrolera venezolana en el mercado libre, privando a las dictaduras del “capital de soborno” con el que controlan hasta ahora votaciones y decisiones en organismos internacionales.
Consolidar el triunfo del 28-J con el retiro de la dictadura hace posible el retorno de cerca de 8 millones de venezolanos exiliados que sobreviven en diferentes países de las Américas y del mundo, con efectos dramáticos en la economía, los sistemas de salud y de seguridad de los países de acogida. Mantener a Maduro detentando el poder ilegal e ilegítimamente causará el exilio de alrededor de 5 millones de exiliados más, al costo de los países receptores que hoy no quieren cumplir sus obligaciones internacionales para que la voluntad de los venezolanos establecida en el 28-J se respete.
Los enemigos de verdad del pueblo venezolano, son hoy los países cuyos regímenes necesitan seguir ocupando, controlando, interviniendo y dominando a Venezuela y son la dictadura jefe de Cuba con sus satélites Nicaragua y Bolivia que se ha apropiado de la política exterior de los gobiernos para dictatoriales de Lula en Brasil, López Obrador en México, Petro en Colombia y Castro en Honduras. Con las dictaduras de Rusia, China, Irán y Corea del Norte saben que la relación será otra con una Venezuela soberana, libre y democrática. Estos enemigos de verdad están dispuestos a todo y por eso operan el terrorismo de Estado interno en Venezuela y son el soporte internacional de su operador Maduro.
Los amigos que parecen de mentira, porque no cumplen decidida y eficientemente sus obligaciones jurídicas internacionales, son los países y gobiernos democráticos que curiosamente se benefician de una Venezuela libre y democrática. Son los que están amenazados permanentemente por las dictaduras que usan a Venezuela como base. Son los que cumplen y deben hacer cumplir el mandato de la Carta Democrática Interamericana que en su artículo primero ordena “Los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla. La democracia es esencial para el desarrollo social, político y económico de los pueblos de las Américas”.
Entre los enemigos de verdad están los gobiernos de Lula de Brasil, López Obrador de México y Petro de Colombia, definidos como para dictatoriales porque le deben su acceso al poder al castrochavismo y sus acciones prueban el total entreguismo de su política exterior e interna a la legitimación y sostenimiento económico y político de las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua. Contratos de médicos esclavos con Cuba, reconocimiento de los crímenes electorales que tienen en el poder a Ortega en Nicaragua y Arce/Morales en Bolivia, encubrimiento de los narcoestados, organización de foros para presentar como presidentes a los dictadores y más, son la vergüenza documentada de quienes ahora apareen como mediadores y que están sosteniendo al dictador Maduro.
Estos enemigos de verdad, en el caso de Lula, López Obrador y Petro están cometiendo alta traición con sus pueblos e incumpliendo sus mandatos democráticos al sostener al dictador Maduro contra la voluntad popular de los venezolanos, porque si Maduro se queda el precio económico, migratorio, de seguridad, de salud y de integridad lo pagaran los pueblos de Brasil, México y Colombia, tal vez en mayor grado que el resto de la región.
La realidad objetiva y los convenios internacionales, mandan que las democracias de las Américas y del mundo demuestren que son amigos de verdad del pueblo venezolano y de sus propios pueblos e intereses.
*Abogado y Politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy
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