Perú, otra vuelta de tuerca.
Castillo en su toma de posesión hizo recordar dos déspotas inolvidables. Evo Morales con sus rituales que evocaban una coronación y Hugo Chávez con su cambio de constitución. Estos dos sujetos instrumentaron un discurso de odio y sectarismo en todo el hemisferio. Usaron los conocimientos acumulados de más de cuarenta años del totalitarismo castrista para promover un proceso de desestabilización de las democracias que estaremos padeciendo por mucho tiempo.